DE LA MANCHA Y SUS HOMBRES
I
LABRADOR
Manchego de arado y gleba,
labrador de tierra altas,
sembrador de barbecheras,
recolector de esperanzas,
se te durmieron los pulsos
entre cielos y labranzas.
Raíces de ajenjo y cardo
te amargan en las entrañas.
Tus arterias, vegetales,
savia de trigo y cebada,
ponen dolor en tus miembros
y te encorvan las espaldas.
Tu sed de lluvias de marzo,
tus primaveras templadas,
tu inquietud en los temperos
y en los verdores tu calma...
Se te han helado los ojos
de tanto mirar escarchas.
II
SEGADOR
Machacando rastrojeras,
tobas secas y terrones
-cansancio, sudor y espinas-
vuelven ya los segadores.
Palpita dolor de mieses
en el hierro de las hoces.
La tarde, cuajando espasmos,
ajusticia ruiseñores
y en los cadalsos del sol
se desangran los halcones.
Camino y grillos encienden
estridencias y arreboles.
Nadie esperando su vuelta.
La plaza sola, sin hombres.
La voz de los vientos, sola,
suicidándose en los porches.
Los vientos traidores pasan
agostando higueras bordes.
Malos aires los solanos
rompedores de riñones...
¡Ay, del segador más viejo!
¡Ay, del segador más joven!
Se fueron cuadrillas pares
y vuelven cuadrillas nones.
III
TRILLADOR
Trillador de mula y trillo,
mesetario de Castilla,
secaron de tu memoria
la noria de tu sonrisa
los agostados parajes
de rastrojeras y hacinas.
Estaño líquido el aire,
sólo, el trillador dormita.
Sarro, sopor y chicharras,
los gavillares crepitan,
élitros y cardos secos
están frotando sus lijas.
Pedernales en la parva
desgranan ocres espigas.
Por el encinar blanquean
polvorientas las encinas.
El sol enloquece ciego
era y mies en su retina.
Monotonías de paja
resudan turbias calinas.
El trillador, olvidado,
está trillando su vida.
Hombre, mula, trillo y sol...,
gira que gira la trilla.
*
Manchego de arado y gleba,
labrador de tierra altas,
sembrador de barbecheras,
recolector de esperanzas,
se te durmieron los pulsos
entre cielos y labranzas.
Raíces de ajenjo y cardo
te amargan en las entrañas.
Tus arterias, vegetales,
savia de trigo y cebada,
ponen dolor en tus miembros
y te encorvan las espaldas.
Tu sed de lluvias de marzo,
tus primaveras templadas,
tu inquietud en los temperos
y en los verdores tu calma...
Se te han helado los ojos
de tanto mirar escarchas.
II
SEGADOR
Machacando rastrojeras,
tobas secas y terrones
-cansancio, sudor y espinas-
vuelven ya los segadores.
Palpita dolor de mieses
en el hierro de las hoces.
La tarde, cuajando espasmos,
ajusticia ruiseñores
y en los cadalsos del sol
se desangran los halcones.
Camino y grillos encienden
estridencias y arreboles.
Nadie esperando su vuelta.
La plaza sola, sin hombres.
La voz de los vientos, sola,
suicidándose en los porches.
Los vientos traidores pasan
agostando higueras bordes.
Malos aires los solanos
rompedores de riñones...
¡Ay, del segador más viejo!
¡Ay, del segador más joven!
Se fueron cuadrillas pares
y vuelven cuadrillas nones.
III
TRILLADOR
Trillador de mula y trillo,
mesetario de Castilla,
secaron de tu memoria
la noria de tu sonrisa
los agostados parajes
de rastrojeras y hacinas.
Estaño líquido el aire,
sólo, el trillador dormita.
Sarro, sopor y chicharras,
los gavillares crepitan,
élitros y cardos secos
están frotando sus lijas.
Pedernales en la parva
desgranan ocres espigas.
Por el encinar blanquean
polvorientas las encinas.
El sol enloquece ciego
era y mies en su retina.
Monotonías de paja
resudan turbias calinas.
El trillador, olvidado,
está trillando su vida.
Hombre, mula, trillo y sol...,
gira que gira la trilla.
*
Fernando Garrido Redondo
1er. premio poesía Vila d'Alaquàs
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