miércoles, 6 de abril de 2016

                     

                          OJOS DE LA TIERRA

Humedales Ojos de la tierra, donde los nenúfares
son de diversos colores, ellos cubren el agua tornasolada
de estos ojos de la tierra.

Es tal el encanto que al verlo me detengo bajo el viejo
sauce, lo observo y me resguardo del viento, este viento
huracanado el que me envuelve la mente.

Sauce tu te alimentas a través de las raíces y recibes
el frescor de este ojo de la tierra.
Apoyado sobre el tronco del viejo sauce, entre las ramas
me pregunto. ¿Sigo el camino?. Es una larga andadura,
ventosa,ardua, en ascenso, con un calor abrasador.

En la falda de la montaña, los ojos están secos de pinos
gruesos que nacen del interior a través de las piedras

                 ¡No entiendo aquello que mis ojos ven!

Sigo el camino, una vez sobre la cima, de frente veo una
playa de piedra, sigo sin comprender esta andadura.
De este camino arduo de piedra sobre piedra plagada de conchas
de aquel pasado.

Bajo las mismas crustáceos, ¡ellos no ven! es una inmensa
mirada que emana del interior de aquello que el si ve.
Quedo dormido, al despertar acaricio la gran belleza de la
piedra, pienso, ¿Qué entierras en tu interior? Son tantos
los años pasados.

Tú aun sigues viva, escuchas en silencio el sentir y el eco
de la montaña te causa celos. Son recuerdos del pasado, de
aquella marejada de pleamar.

                   ¡Te dejó al descubierto!

Te quedaste apartada y prisionera para siempre de aquello
que tú no olvidas, aquella playa creada entre montañas y
en el fondo se escucha un cuerpo de mujer, bajo esta playa
de oro.

Tu al pulsar el mundo arrancas música. ¿Esa la música que
tocas?, -¿es tu música? , las notas se prolongan sobre los
cerros y llanos de esta ciudad encantada, candorosa
apacible y halagüeña. Yo amo esta imagen yo amo la naturaleza.

                    Andrés Ramón Gil










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