lunes, 8 de febrero de 2016

LA CENA DE NOCHEBUENA

LA CENA DE NOCHEBUENA

En la cocina hervian los pucheros, la gente entraba y salia , hablando, riendo, a veces tropezando.
- !Hay que dejar salir antes de entrar!, aconsejaba Pedro, el abuelo.
Porque allí, se juntaban unos padres, hijos, yernos, nueras y nietos. Menuda tropa. Unos atendían la cocina, a cuyo frente estaba Maria, la matriarca. Con el pelo blanco recogido en un moñito, su cara llena de arruguitas, su mirada limpia, transparente y una voz dulce, cariñosa.
Otros montaban la mesa, enorme, porque eran un montón. Se sacaban manteles, servilletas, cubiertos, vasos. En fin, todo lo necesario para celebrar la cena.
Nadie estaba ocioso, hasta las pequeñas gemelas, recien nacidas, aportaban su granito de arena, estando calladas en sus capazos.
Poco a poco, van terminando los preparativos. La mesa, ataviada y engalanada para la ocasión.
En la cocina también daban los últimos retoques a la cena.
En eso, Pepa dijo en voz alta:
- ¿Dónde está la mamá? Van a conectar y no lo va a ver.
- Que si, no te preocupes, se está retocando un poco. Añadió Rosario. (ambas hijas de María).
Ya, cada uno de los comensales, va tomando asiento.
Pedro y María, los abuelos, se ponen en la cabecera de la mesa, los dos juntitos; se cogen de las manos, están nerviosos porque de un momento a otro conectarán con el resto de la família.
Se hace el silencio. Ya ha llegado la hora.
Ante ellos, poco a poco, se abre o más bien se despeja como una nube, y se empiezan a ver personas preparandose para la nochebuena.
- Mira, dice María, ahí está Carmen, que guapa mi hija, y nuestro yerno y las nietas, que bien que están, que felices parecen.
Luego, sucesivamente, van saliendo imágenes de otros familiares.
Rosario se emociona
- He sido bisabuela otra vez!. Que niña más linda.
Y cada uno de ellos, ven con emoción y un poquito de nostalgia, a sus seres queridos que aún no han llegado. Pero lo harán. Y ellos estarán allí, esperándoles, para darles la bienvenida, haciendo cada vez más grande la família.
En ese sitio, en la eternidad, donde hay paz, amor, felicidad, armonia. En ese lugar donde no hay dolor ni sufrimiento. No hay lágrimas, donde hay de todo y para todos.
Ellos no tienen prisa, saben que tarde o temprano se encontraran.
Ya ha pasado el tiempo que tenían, la nube despacito se vuelve a cerrar.
Entonces Pedro, se levanta y dice:
- Bueno, ahora vamos a cenar, que hoy es nochebuena.

C.B.







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