lunes, 21 de diciembre de 2015

Día de Difuntos.

 DÍA DE DIFUNTOS.

Se acerca todos los santos y el señor Antón recuerda con añoranza aquella época pasada, en la que los mayores se reunían ante el fuego, para contar historias de miedo. Mientras pequeños y jóvenes los escuchaban en silencio, atentamente, aun a sabiendas que aquella noche no serían capaces de conciliar el sueño.

Todavía puede oír potente y atronadora la voz del tío Ramón, contando la historia de aquella vez en la que cazando, tres veces mató a un conejo y este, por tres veces se levantó y marcho trotando por el campo.

De la misma manera y con total nitidez, puede ver a su propio padre explicando con sumo detenimiento, como una noche, mientras el y su tío dormían en el monte, un potente haz de luz en mitad del firmamento, no solo los despertó, sino que también asustó a todas las ovejas, que despavoridas, corrieron en todas las direcciones posibles habidas y por haber.

El señor Antón hecha de menos a su padre, a su tío, al tío Ramón, pero lo que más hecha de menos, son aquellas costumbres que ahora se han perdido o han sido sustituidas por otras más modernas.

En su cabeza se forma constantemente una idea, la idea de que un día el también será olvidado, de que todo aquello que fueron y vivieron no será ni siquiera un vago recuerdo, y es precisamente esa idea la que le quita el sueño, la que no le dejará dormir esa noche, aquella por la que siente verdadero miedo.

PEVIMA.

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